NEFARIOUS
10, 11, 18 de febrero y 19 de mayo de 2024
Se programaron cuatro pases de la película y hubo tres coloquios con D. Javier Martínez y los sacerdotes P. Antonio Martínez, P. Álvaro Cárdenas y P. Javier Luzón.
Es una película especialmente relevante por "la visión sobre la creación, sobre la batalla entre el bien y el mal, sobre la grandeza de nuestra libertad, sobre cómo nos ama Dios y cómo nos odian los diablos, sobre el modo de atacarnos éstos, etc". (Entrevista al P. Javier Luzón)
Ver Trailer
Ver vídeo analizando la película (del P. Olivera Ravasi), vídeo recomendándola (por Monseñor Munilla) y vídeo argumentando el interés de la película (entrevista al P. Eduardo Toraño)
Artículo sobre la película
Artículo de opinión
SINOPSIS
Un psiquiatra debe determinar si un recluso condenado a pena de muerte está fingiendo su supuesta posesión diabólica.
El psiquiatra James Martin es requerido en una cárcel de Oklahoma, para hacer la evaluación mental de un recluso, Edward Wayne Brady, que se encuentra en el corredor de la muerte, a pocas horas de que se le aplique la pena capital. El doctor, ateo, se encuentra frente a frente con un tipo autor de horribles crímenes, pero que a ratos dice ser un demonio de nombre Nefarious, que ha poseído al otro y le ha obligado a cometer los asesinatos por los que está a punto de ser ejecutado. Para estupor de Martin, Nefarious está empeñado en que el otro le declare cuerdo, para de este modo morir en la silla eléctrica.
Crítica
Declaraciones del diablo a su psiquiatra (Artículo decine21.com / Nefarious (2023), de Chuck Konzelman)
Sorprendente película escrita y dirigida por Chuck Konzelman y Cary Solomon, cineastas a contracorriente que en 2019 entregaron la osada Unplanned. Parten de una novela escrita por Steve Deace y conciben una cinta carcelaria muy original, que incluye elementos típicos de las películas de posesión diabólica, pero con un enfoque diferente e inquietante, que definitivamente “rompe el molde”. En el fondo, estamos ante un esquema de confrontación, casi de obra teatral, entre dos personajes de enorme ego, encastillados en sus posiciones de soberbia, que van desarrollando de modo fantástico, creando intriga y despertando y manteniendo un interés que no para de crecer, la atmósfera es cada vez más inquietante.
Por un lado está el escepticismo arrogante del médico que sólo cree en la ciencia, adalid del progreso, pero que se ve cuestionado por el otro, que de modo misterioso conoce algunas de sus acciones más vergonzantes, que ha tratado de revestir del ropaje de “decisiones racionales”. Y por el otro está el recluso, que presenta múltiples personalidades si se miran las cosas con enfoque psiquiátrico, o el rostro de un hombre atrapado y asustado, que convive con un astuto ángel caído, que quiere atraer a su bando al ateo que tiene enfrente.
La película de Konzelman y Solomon tiene la virtud de estar muy bien contada, el guión es de hierro, y al mismo tiempo sabe plantear un duelo dialéctico de altura, donde saltan chispas, que hace pensar en la imaginada correspondencia epistolar de “Cartas del diablo a su sobrino” de C.S. Lewis, o en las tentaciones de Jesús en el desierto, recogidas en el evangelio. Llama la atención el rigor a la hora de presentar cómo actúa el demonio, corrompiendo al individuo y a la sociedad, en todo lo que se refiere a la dignidad humana, y los guiños bíblicos, como esa “profecía” diabólica al otro de que antes de terminar el día, habrá cometido tres asesinatos. Los directores, católicos, se han asesorado bien en todo lo referente al demonio, y no toman caminos trillados, véase al respecto el pequeño papel que tiene un sacerdote en el film.
El guión está muy bien estructurado, con momentos para respirar, como la segunda charla del doctor con el alcaide. Y nunca tienes la sensación de estar siendo sermoneado. Hay sustos inteligentes, pero muy diferentes a otras cintas diabólicas, y giros de guión muy bien traídos, nada gratuitos. Visualmente hay momentos muy efectivos, cómo esos planos con el psiquiatra de espaldas, y la cámara desplazándose de izquierda a derecha, viendo por unos momentos a Edward con un rostro, y luego, tras el bloqueo de la espalda, asomando Nefarious. Lo hacen muy bien los dos protagonistas, Jordan Belfi, el psiquiatra, y Sean Patrick Flanery, conocido por haber sido hace años el joven Indiana Jones en la serie televisiva.